La selección de Perú rompió ayer el protocolo y la seguridad extrema con los que estuvo trabajando en Mendoza, al permitir que un grupo de hinchas peruanos saludara a los jugadores y les pidiera autógrafos y fotografías.
En un gesto de acercamiento con unos 30 fanáticos que esperaron en las afueras de la cancha de entrenamiento de Godoy Cruz, el comando técnico de la selección autorizó que se abrieran las puertas del escenario no sólo para que entrara la prensa, sino también los hinchas.
Con banderas rojas y blancas, lemas y frases de aliento, los aficionados ingresaron hasta una de las tribunas, mientras llamaban a través de la malla que separa del campo de juego a algunos jugadores, entre ellos a Wálter Vílchez, el probable capitán en el partido del mañana frente a Uruguay.
Tras los entrenamientos dirigidos a puertas cerradas por el seleccionador Sergio Markarián, que decidió mantener en secreto la alineación hasta una hora antes del choque con Uruguay, niños y adultos saludaron a sus ídolos, entre ellos el zaguero Alberto Rodríguez, del Sporting de Lisboa.
“Arriba Perú, vamos Markarián” gritaron los hinchas mientras Rodríguez firmaba camisetas y papeles, y Vílchez hacía lo mismo en otro sector.
“Es muy bueno recibir el apoyo de la gente”, comentó este jugador mientras se fotografiaba con una mujer y sus hijos, y otro hincha le decía que el lunes tenían “que romperla (jugar muy bien)”.
“Claro que sí”, respondió el futbolista del Sporting Cristal mientras otros aficionados le daban consejos sobre la manera de paliar el intenso frío que azota a Mendoza y le advertían que el efecto “es psicológico”.
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