sábado, 1 de junio de 2019

El Metropolitano escenifica la gran final inglesa y el relevo al Real Madrid

Después de que hace once años Chelsea y Manchester United dirimieran la primera final inglesa de la historia de la Liga de Campeones, después de que Chelsea y Arsenal peleasen por la Liga Europa, la temporada de clubes echa su cierre con un duelo tremendo e inesperado.

Tottenham Hotspur y Liverpool serán los protagonistas, el escenario, el Wanda Metropolitano de la capital española y el premio heredar el trono que ha regentado las tres pasadas ediciones el Real Madrid y las cinco últimas el fútbol español.

Pocos hubieran apostado porque el Liverpool repitiese la hazaña de alcanzar la final. Más teniendo en cuenta los tres partidos perdidos fuera de casa en la liguilla o el 3-0 encajado en el Camp Nou. Lo del alemán Jürgen Klopp es un milagro cuya explicación es plausible que esté fuera de este mundo.

Pero lo del argentino Mauricio Pochettino no es para menos. No gastó en el mercado veraniego ni en el invernal, convirtiéndose en el primer equipo de la rimbonbante Premier League en hacerlo, dejó fuera de manera dramática al Manchester City y acortó la vida de muchos corazones londinenses con lo acontecido en el Amsterdam Arena. Quizás lo de Pochettino también tenga una explicación divina.

Como lo podría tener la cuasi milagrosa recuperación de Harry Kane para la final. Afectado por una lesión de tobillo provocada en la ida de cuartos, el inglés es la gran duda de un Tottenham que parte como no favorito, que nunca ha estado en la final -su tope son las semifinales de 1962- y que no levanta un trofeo desde 2008.

Al Liverpool, la experiencia le tiñe canas. Posee cinco Copas de Europa y viene de un subcampeonato digno de cualquier tragedia griega el año pasado -cayó ante el Real Madrid en Kiev-. Klopp ya ha perdido dos finales. Otra derrota más no encontraría sentido ni a millones de años luz.

El alemán se encontrará con la importante baja del centrocampista guineano Naby Keita, fuera por un problema en la ingle, pero recuperará al delantero brasileño Roberto Firmino, quien se perdió la recta final de la temporada.

Los "Reds", heridos después de perder su mejor Premier League de su historia, podrían encontrar buen cobijo al amparo de una "Orejona", pero reforzados por la heroica remontada ante el Barcelona en Anfield.

Los "Spurs" saben que de ganar harían una leyenda impensable hace meses. Algún avispado sacará, si ganan, un boleto de apuestas clamando que él lo predijo. La realidad es que nadie lo esperaba. Mérito doble.

Más de tres siglos después de la Batalla de Worcester, los ingleses se enfrentan en otra lucha fratricida. Entonces, era 1651 y el fútbol no estaba ni cerca de ser el pensamiento aislado de un loco inventor. Han pasado más de 350 años para que esta vez la refriega sea deportiva, más refinada, dulce y quizás romántica. Han pasado siglos para que las balas, los cañones y las escopetas se hayan transformado en un balón de fútbol y en unas cuantas indumentarias que los únicos proyectiles de los que protegen son de los insultos del aficionado.

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