Las diferencias entre los clubes europeos están profundamente marcadas. Hay una élite por todos los aficionados conocida: Real Madrid y Barcelona, en España; Inter, Juventus y Milán, en Italia; Manchester United, Arsenal, Chelsea y Manchester City, en Inglaterra... Son los que se llevan la parte del león, pero los demás tienen una opción para participar en el banquete continental del balompié del viejo mundo: la Europa League, el segundo torneo en importancia y el más democrático.
En la primera división de todas las competencias europeas, hay cuatro lotes de equipos, aquellos que luchan por el título, los que buscan permanecer en mitad de tabla, los que pugnarán por no descender y los que pretenden jugar en Europa.
Clubes tan importantes como el Valencia, el Nápoles, el Everton, el Estoril, el Guincamp y tantos otros buscan ganar renombre y popularidad en esta competencia, que tiene menos fulgor que la Champions League, pero que resulta igualmente atractiva y de buen nivel.
En esta temporada, como en todas, casi dos centenares de clubes comenzaron hace un mes a enfrentarse entre sí en procura de ser uno de los 48 que comenzarán a buscar el trofeo que da renombre y honor, además de unos cuantos miles de euros.
El Sevilla es el actual monarca menor de Europa. Se enfrentará, en la fase de grupos, con el Standard de Lièja, de Bélgica, el Feyenoord holandés y el Rijeka croata.
El Inter de Milán, el Everton, el Tottenham y el Villarreal aparecen, junto con los andaluces, en el lote de los presuntos favoritos, pero en fútbol, todo puede pasar.
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