Australia goleó sin apenas esforzarse (4-0) a una débil selección india, que, pese a la ilusión y las aseadas maneras exhibidas, demostró que su fútbol está lejos de ser competitivo.
Sabedores de su absoluta superioridad, tanto física como técnica y táctica, los "socceros" saltaron al cuidado césped del estadio Jassim Bin Hamad de Doha dispuestos a solventar de manera rápida el partido y dejar que los goles cayeran después por el peso de la propia diferencia entre las dos escuadras.
Así, Tim Cahill y Harry Kewell pusieron tierra de por medio en apenas 24 minutos con dos goles que retrataron la candidez de su contrincante.
Brett Holman, en el minuto 45, firmó el 3-0 y el cuarto tanto australiano lo marcó Cahill en el 64.
Pese a que anotó dos excelentes tantos, que le colocan al frente de la clasificación de goleadores del torneo junto al extremo sirio Abdel Razak Husein, Cahill, jugador del Everton, erró al menos otras tres ocasiones claras de marcar.
Después, la falta de intensidad de los australianos, que jugaron con el freno puesto, evitó que la correosa India se llevara un serio correctivo frente a su entusiasta afición.
Miles de ciudadanos indios, en su mayoría emigrantes que se ganan la vida en el rico estado árabe, poblaron las gradas del estadio, que presentó una de las mejores entradas de este campeonato, caracterizado hasta el momento por la escasa afluencia de público.
El simple hecho de que el balón se asomara al balcón del área de los "socceros", aunque no tuviera aparente peligro, desataba un rugido de emoción.
Al contrario, cualquier centro colgado al punto de penal encogía el corazón de los indios, que sufrieron mucho su inferioridad física.
No hay comentarios:
Publicar un comentario