La Alemania de Joachim Löw una vez más se quedó en la puerta de la gloria al ser eliminada ayer por Italia (2-1) en semifinales de la Eurocopa 2012, después de tropezar en semifinales del Mundial 2010 y en la final del torneo Europeo de 2008.
Desde la Eurocopa de Inglaterra 1996, la Mannschaft no puede levantar un trofeo, algo especialmente grave para una gran nación de este deporte.
En Brasil 2014 se cumplirán 18 años sin coronas, lo que significará para los germanos igualar la temporada más larga, de su rica historia, sin festejos en competiciones importantes. Eso ocurrió entre el Mundial 1954 y la Eurocopa 1972.
Pese a la frescura de su juego, una de las gratas sensaciones en los últimos años, la “generación Löw” volvió a fracasar, en una edición en la que las expectativas generadas eran altísimas.
A las decepciones de 2008 y 2010 hay que sumar la del Mundial de Alemania 2006, justamente contra Italia (2-0), cuando Löw era el ayudante de campo del seleccionador Jurgen Klinsmann.
Para Joachim Löw, en particular, el resultado es frustrante, tras suceder a Klinsi a mediados de 2006 y remodelar el equipo a su verdadero antojo, tomando decisiones importantes como deshacerse de Michael Ballack y apostar por nuevos líderes como Bastian Schweinsteiger, Philipp Lahm y Lukas Podolski.
Las renovaciones no se plasmaron en éxitos. A la generación dorada de la Sub-21 campeona de Europa en 2009, de Mesut Özil, Sami Khedira y Thomas Müller, se sumó ahora una nueva ola, con Marco Reus, Holger Badstuber o Mats Hummels, entre otros.
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