lunes, 11 de julio de 2016

Eder anotó el único gol del partido Campeón indiscutido

Éder, un héroe anónimo que llegó a la Eurocopa casi como relleno en la plantilla lusa, dio ayer a Portugal el primer título de su historia, una Eurocopa que mereció por su capacidad de supervivencia durante el torneo y en una final en la que ni la ausencia de Ronaldo la descompuso, frente a una decepcionante selección francesa.

Fue Eder, curiosamente un delantero que ha revivido en Francia con el Lille, el que, con un disparo desde fuera del área en el minuto 109, sentenció una final sin juego, en la que Francia no fue capaz, siquiera de aprovechar la lesión de Cristiano Ronaldo.

No hubo duelo Cristiano-Griezmannm porque Dimitri Payet lo evitó. El delantero del West Ham acabó en poco más de un cuarto de hora con la que se suponía la gran atracción, la que había ocupado portadas desde que se supo la composición de la final. Con dos duras entradas, enterró los sueños del capitán portugués, que se veía ante la gran ocasión de completar su palmarés. Dos entradas a destiempo, dos golpes en la rodilla que necesitaron atención en la banda (ms.8 y 16) dejaron ko a la estrella portuguesa. Volvió al campo, trató de correr a por un balón y, entre lágrimas, entendió que su final había acabado. Fue sustituido por Ricardo Quaresma (m.25), cuando sólo había tocado ocho veces el balón.

La lesión del madridista enfrió aún más una primera mitad que no tuvo ritmo. Francia trató de aplicar el mismo plan que ante Alemania e Islandia, presión alta y velocidad. De inicio robó el balón en campo contrario, pero no tuvo claridad ante la poblada defensa portuguesa y los lusos, que de salida ya no tuvieron prisa a la espera de su oportunidad, acusaron el golpe de la sustitución de Cristiano.

Portugal entendió que no le bastaría con defender y buscó la sorpresa en los últimos diez minutos. Hugo Lloris tuvo que responder a un centro-chut de Nani y la consiguiente media volea de Quaresma, en el primer acercamiento de los de Santos en todo el segundo tiempo (m.80). Y acto seguido, Rui Costa, de nuevo salvador, repelió un duro remate de Sissoko, el mejor de su equipo.

Treinta minutos en los Portugal revivió y comenzó a meterle el miedo en el cuerpo a Francia. Primero con un remate de cabeza de Éder, luego con un golpe franco al larguero de Raphael Guerreiro y, finalmente, con el cañonazo del delantero del Lille, que mete a Portugal, al fin, en el palmarés de un gran torneo y al atacante originario de Guinea-Bissau en el santoral de su país.

EFE

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