domingo, 30 de junio de 2013

Brasil blinda el Maracaná para la final de la Copa Confederaciones por protestas

Un contingente de 10.600 policías y 7.400 militares de apoyo protegerá el domingo (hoy) la final de la Copa Confederaciones entre Brasil y España en Río de Janeiro, que será el culmen también de una ola de protestas durante partidos de fútbol en pro de mejores servicios públicos en el país.

El tamaño del despliegue queda claro en comparación con los 5.646 agentes que patrullan usualmente las calles de las ciudades de Río de Janeiro y Niterói, que están unidas por un puente y donde viven unos 7 millones de habitantes, de acuerdo con números publicados por la revista semanal Veja.

Dentro del estadio habrá otros 1.300 guardias privados, después de que el Comité Organizador Local (COL) de la Copa anunciara un aumento de los efectivos.

Quien no estará presente será la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, según su agenda divulgada hoy, que no prevé "compromisos oficiales" para el domingo.

La jefa de estado recibió abucheos y silbidos durante su intervención en el partido inaugural del torneo entre Brasil y Japón (3-0), que se disputó el 15 de junio en Brasilia.

Pese a que la movilización no estaba dirigida expresamente contra Rousseff, que tendió la mano a los manifestantes, la explosión de un descontento hasta entonces oculto le ha ocasionado una importante erosión política.

El índice de aprobación de Rousseff pasó del 57% dos días antes del inicio de las manifestaciones a los actuales 30%, el nivel más bajo de su gestión, de acuerdo con una encuesta publicada hoy por el Instituto Datafolha.

En marzo, la presidenta tenía el 65% de popularidad, pero el apoyo cayó a medida que la inflación subía y la tasa de intereses aumentaba.

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