Determinación que fue adoptada por la Confederación Sudamericana, con el propósito resguardar la integridad y salud de las delegaciones que tenían previsto su participación en dicho certamen internacional.
La postergación del evento, sin embargo, fue bueno para los brasileños, que pudieron reformar el estadio das Laranjeiras, el principal escenario deportivo de Río de Janeiro.
Ampliado, el Campo de Fluminense, club aristocrático en esa época, recibió hasta 26.000 personas, fue uno de los escenarios más grandes en Sudamérica en esos tiempos.
Al año siguiente en 1919 las cuatro selecciones nuevamente se hicieron presentes e iniciaron el Campeonato Sudamericano Brasil, Argentina, Uruguay y Chile.
La selección anfitriona del torneo tuvo la presencia de jugadores importantes y desequilibrantes como Artur Friedenreich y Neco, los brasileños premiaron al público “carioca” logrando su primer título internacional, rompiendo la hegemonía de los uruguayos, entonces bicampeones sudamericanos.
Brasil comenzaba a mostrar el poderío futbolístico a nivel internacional, poniendo en vigencia el “juego bonito” que posteriormente caracterizó a la verde amarilla, logrando en ocho oportunidades más la Copa América de selecciones.
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