En la mano derecha tiene el BlackBerry y, dentro de un sobrecito de plástico, el pasaporte. Brilla un reloj en su muñeca, al lado de una pulserita hippona. De su chomba cuelgan unos lentes de lectura. La otra mano está libre. Pero en la muñeca hay otra pulserita de hilo y otra que está muy de moda: la del equilibrio. Ricardo La Volpe está equilibrado. En el lobby del hotel Holiday Inn de Córdoba habla como el técnico de la selección de Costa Rica pero también como argentino, aunque su pronunciación siga teniendo vestigios mexicanos. Le
gusta el ida y vuelta, acepta ir más allá aunque desafíe a los periodistas a alguna vez pasarse del otro lado para entender el mundo
entrenador. Y en esa honestidad discursiva, advierte como compatriota:
“Ustedes tienen que terminar con la presión destructiva a Messi. Porque
todos sabemos que es uno de los mejores jugadores del mundo. Pero caerle
tanto... Ya hicieron lo mismo con Riquelme, y después del Mundial 2006
Riquelme renunció a la Selección. Ya pasó, eh, y así está pasando con
Messi. El otro día vi cómo se agarraba la cabeza durante el partido
contra Colombia... El jugador debe decir ‘a qué vengo acá, si allá juego
bien, soy un fenómeno y acá me van a matar’. No sé...” Rodeado de
micrófonos, La Volpe enciende una alarma que por ahora sólo había
sobrevolado, y con mucha cautela, entre algunas paredes del complejo de
la AFA en Ezeiza. En el 2006, Riquelme justificó su primera renuncia al
seleccionado por el sufrimiento de su madre frente a tanta crítica. Hoy
el que sufre es Messi, sostenido por su familia... Y ante la repregunta
de Olé, el Bigotón mira a los ojos y refuerza su alerta.
-¿En serio usted cree que Messi puede llegar a renunciar a la Selección Nacional?
-No,
no, yo no dije eso (mueve instintivamente el hombro izquierdo), pero si
un día Messi se fastidia, ¿por qué no? Entonces no lo fastidien...
Riquelme un día renunció...
El de La Volpe es casi un llamado a la
solidaridad. Por momentos, quizás en todos los momentos, se olvida de
que este Messi que pide que cuidemos es el que esta noche puede
despedirlo de la Copa América. Además del SOS para el 10, reclama una
especie de refundación para la Selección: “Hace falta un proyecto a dos
mundiales, los técnicos tienen que trabajar como mínimo 60 días con los
jugadores. Y sino habría que analizar si no hay que armar una Selección
local con tres o cuatro jugadores del exterior”. Pero el tema que más lo
conmueve, parece, es el de Messi. Y por eso vuelve a responder la
consulta de Olé .
-Como hombre de fútbol, como entrenador y también como argentino, si pudieras hablar con Messi, ¿qué le dirías?
-Nada, tiene que desarrollar lo que ya desarrolló en la liga, en una Champions...
-¿Pero qué consejo le darías para este difícil momento?
-Sordo.
-¿Cómo?
-Que
sea sordo, que juegue, que entre a la cancha libremente, que disfrute. Y
que lo que le entre por un oído (se señala la oreja derecha) le salga
por acá (se señala la oreja izquierda). El último partido no lo vimos
disfrutar. Y cuando un jugador no disfruta... Cuidado, eh. El tiene que
entrar, disfrutar y ser lo que es, un jugador que está un peldaño más
arriba que el resto.
-¿Y si vuelve a disfrutar justo contra Costa Rica?
-Y
bueno, vamos a tratar de contrarrestarlo. Ya les dije a mis jugadores
que hasta el final del partido no le pidan autógrafos a Messi como pasó
en el último amistoso (el que no jugó y generó polémica). Igual, también
les dije a mis muchachos que el problema no es sólo Messi. Todos creen
que él va a solucionar todos los problemas de la Selección, pero no es
así. Lo va a solucionar si le dan la pelota redonda, no cuadrada. Porque
si le mandás una piedra... La pelota le tiene que venir redondita como
en el Barcelona. Hay que jugar para él. En el famoso Brasil jugaban para
Pelé. En el 86, sabemos lo que fue Maradona, pero había un trabajo
colectivo que lo sostenía... Con Messi hay que hacer lo mismo.
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